Hola, mis queridos chichipíos. Qué tal!Ansiosamente arribando a la libertad y preguntándome, qué harán los europeos ahora? Se han dejado envejecer, convencidos por el capitalismo, que vivirían para siempre y que no necesitaban sangre nueva. Pero no es así, la necesitan y con premura. Los títeres que gobiernan vuestros países, en nombre del grupo, están aplicando las medidas, que ya sabían eran mortales y de igual forma, las aplicaron en Indoamérica. Ahora, vienen por Ustedes, como diría Bertol Brech, no es que sean negros, ni judíos, ni homosexuales, pero es vuestro turno de ofrendar la sangre por el Capitalismo.
El problema, es que los gobiernos europeos, no han hablado de reducir el gasto militar; para mantener sus tropas, Europa hace uso de mercenarios, o de inmigrantes, que en una época, escapaban del horror, aquí en nuestro continente. No hay europeos jóvenes para ir a asesinar en nombre del Neoliberalismo, para mantener sus prevendas, en tanto Ustedes deberán padecer hambre y sed de justicia. La falta de solidaridad y de empatía, que observo en Ustedes, es precisamente vuestro karma y estos amos están sedientos de vuestra carne, de vuestra sangre, de vuestras almas. No trepidarán, en comerlos, no tienen problema con el canibalismo.
Pero no crean que estoy feliz. Por el contrario, me entristece la dureza del corazón humano, que permite que miles de niños mueran de hambre, que haya esclavos, trata de blanca, todo por los privilegios, que creen que les corresponden por orden divina. Tontos, como lucharán ahora, cansados y ancianos, desvastados por el paso del tiempo, necesitan de nosotros. La rueda de la vida, es así, un momento arriba y otro, abajo. Hay que guardar, para tener en la vejez. Pero Ustedes, desperdiciaron todo: los sentimientos, la piedad, la compasión, pensando que así compraban vida eterna. Pero, estos supuestos resultaron falsos y ahora deben morir, porque el que a hierro mata, a hierro muere.
Aquí, les va un cuentito, que muestra cuan bajo y más, podemos caer:
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LA HORA ESPERADA
La busqué por todas partes: en el cajón de la cómoda, debajo de la cama, Incluso miré en esa vieja caja que estaba en el ropero. Pero no pude encontrarla. Quise preguntarle a mi esposa, pero tampoco estaba. Que raro! Había salido, y no me había dicho nada. Miré el reloj con desesperación, la hora se acercaba.
-¿Dónde carajo la habré dejado? Busqué con furia, cuando la puerta de calle se abrió, entraron, traté de huir, pero escuché un ruido sordo y caí al piso.
- La muy puta me había entregado! – pensé y ya no pensé nada"
Vermut con papas fritas y good show.