Hola, queridos chichipíos, hoy quiero compartir con Ustedes un pequeño cuento, que quizá sea un poco duro. Probablemente, son cosas que están en mi subconsciente. Aquí va:
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Sur, paredón y después
Iba caminando despacio, bastante despreocupadamente, por la vereda, junto al paredón de los talleres de remedios de escalada. Mentalmente, tarareando un tango “Sur, paredón y después…”. La acera y la calzada se veían poco ilumninadas, se encontraban desiertas. no se observaba ni siquiera un perro. De repente, algo o alguien, lo empujó por la espalda. tropezó y cayó de bruces al suelo, duro y escarpado. le pusieron una rodilla por detrás y lo pincharon con un puñal o algo similar.
- Dame toda la guita. dale!
- No tengo más que $20.- en el bolsillo de atrás
- Vamos no te hagas el cajetilla. larga todo lo que tengas
- No tengo nada más.
- Sacate las zapatillas y los pantalones.
De pronto, aparecieron tres tipos más.
- Ahora vas a aprender a obedecer, carajo!
- Es que no tengo más dinero
Esos tipos lo tomaron por los brazos y las piernas, y lo colocaron contra el paredón. El que lo había empujado se abrió los pantalones, sacó la verga y se la metió violentamente por el culo.
Gritó como nunca antes.
-Dale, mariquita, te gusta, no?
-Empujá fuerte para que disfrute más.
Cando el individuo terminó, se acomodó la ropa y lo tiraron al suelo nuevamente. Entonces sintió la punta fría y afinada de lo que obviamente era un cuchillo. se lo hincaron hasta el fondo. Inmediatamente sintió un sabor metálico en la boca y casi enseguida dejó de moverse. Mientras los cuatro hombres se iban alejando, por la vereda. uno de ellos silbaba suavecito “Sur, paredón y después…”
"Vermut con papas fritas y good show"