Hola, queridos chichipíos. Qué tal! Hoy, estoy recordando: ayer, me reuní, con unas compañeras, para almorzar juntas, para charlar, y disfrutar un momento, entre todas. Si bien, estuvimos bárbaro, todas, estábamos apresuradas, por irnos. Seguro, a nuestras insignificantes o maravillosas vida. Realmente, no lo sé. Pero, lo que sí percibo, es que la gente está cada vez más apurada. No tiene tiempo de mirarse a sí misma, ni de mirar al otro, como si éste ya no importara. Todos estamos muy apresurados, tenemos que ir a consumir. Consumir qué: cualquier cosa, TV, radio, música, charlas de autoayuda, etc.
Por lo que veo, nos hemos convertido en verdaderos consumistas, sin importar un rábano, que es lo que consumimos. Nos estamos desdibujando como personas, como seres con un interioridad. Queremos todo instantáneo, ya, si es posible, que ya hubiese sido. Estamos dejando de ser, y eso, es muy grave. No tenemos tiempo, para leer, aunque mas no sea, un texto breve, decir si me gusta o no, no miramos un cuadro, dejando, así, de lado, posibilidades insospechadas, escondidas en cada texto, cada cuadro, cada película, cada obra de teatro. Pues, sin que el autor, se lo proponga, siempre, hay algo más escondido, tras las palabras, entre líneas, podemos imaginar nuevos mundo, enriqueciendo el nuestro. Pero, estamos tan apurados, que no podemos hacerlo. La pregunta es: por qué estamos tan apurados por llegar al final? Mientras mas corremos, más se acerca nuestra terminación y ésta, si, que es final. Entonces, ya no podremos arrepentirnos, de no haber hablado con nuestro hijo, de no haber estado lo suficiente con nuestro nieto, de no haber aquella película, que nos resultaba tan romántica. O, simplemente, de haber estado con nosotros mismos, más tiempo del que nos dimos. Porque, en realidad, no nos estamos dando tiempo a nosotros, no tenemos tiempo para disfrutar, para mirar un árbol, para aspirar el perfume de alguna flor olorosa, para seguir las piruetas de algún insecto, complementemente, enfrascado en sus quehaceres, volando, a nuestro lado, esquivándonos, y haciendo, finalmente lo suyo. Pero, nosotros, no podemos admirar la delicadeza de sus alas, su color, su forma aerodinámica, ni siquiera, pensar, cómo la Naturaleza, con pocos elementos, pudo llevar adelante, tamaños retos de ingeniería.
En qué estamos pensando? Porque esta carrera, tiene un final: nuestro fin físico, y entonces, qué. Démonos ese tiempo maravilloso. cuando uno lo pasa bien, el tiempo parece más largo, cuando sufrimos, el tiempo, se estira como un chicle. Quizá, deberíamos, convertir esos únicos segundos, en los que el tiempo dura tan poco, de acuerdo a nuestra percepción, y guardarlos como perlas, para poder volver, a ellos, en casos de necesidad, para que continúen alimentado nuestro espíritu, nuestras fuerzas.
Vermut con papas fritas y good show.
