Hola queridos chichipíos. Como es natural, cuando se me la inspiración (pobre o maravillosa) tengo que escribir, parece un imperativo que me lleva a plasmar en la hoja lo que siento.
Hace una o dos semanas, encontré un grupo que se hace llamar Sherezade, y según sus propias indicaciones, uno puede enviar lo que escribe, de cualquier naturaleza que sea, ellos lo leen y si les parece bien lo publican. Yo les envié dos cuentos y cuando recibí su respuesta me sorprendió. Dijeron que estaban escritos en forma clara y precisa (creo la precisión ha caracterizado mi escritura), pero que sólo eran escenas, que debía desarrollar más trama. Eso me dejó pensando, parece ser que ellos suponen que los cuentos no existen. Después, de acuerdo a mis normas para escribir, establecidas por mi, escribo lo que quiero, y si es bueno, me alegra, me conmueve y si es malo, reconozco que es así, pero lo dejo tal como está. No me gusta corregir lo que escribo. Obviamente me gusta que lean lo que escribo, pero fundamentalmente por mi y para mi. De esa manera, no tengo ataduras ni obligaciones con nadie. También, pasa a veces, que algunos no están preparados para leer todo tipo de texto, construirles sentido, interrogarlo de diferentes maneras, descubrir significados entre líneas, que no están escritos, pero que un lector avezado puede encontrar. No siempre lo que se escribe, puede gustar, pero cada debe escribir lo que siente, pese a todo.
Esta situación me ha llevado a pensar en generar mi propio grupo literario, donde cualquiera pueda publicar lo que escribe, sin censura previa, pues esa selección es propia de las editoriales, que buscan dinero y por lo tanto publican aquello que suponen que venderán, aunque ésto no es garantía de calidad en los textos. Por el contrario, muchas veces los textos valiosos los encontramos en Internet, ya que muchos escritores no son publicados, no por ser malos, sino porque los editores no saben si lo podrán vender. En este punto, ese grupo Sherezade, se comporta como una editorial. Demostrando, además, que no son lectores entrenados,, como dijera nuestro genial Borges. Los textos son como son, está en nosotros construirles sentidos, incluso diferentes, cada vez que los releamos.
Para darles una muestra de lo que quiero decir, va aquí un cuento corto. "Vermut con papas fritas y good show"
EL ASESINATO
Corriò por la calle, como nunca lo había hecho. Corrió por su vida. La muchedumbre que miraba impávida, hizo un cerco. Quiso escapar por la esquina, pero el gentío se cerró impidiéndole el paso. No deseó embestirlos, no quería dañarlos. Buscó otro lugar, pero el mismo resultado, esa turba no cedió un milímetro. De repente, escuchó el golpetear de cascos sobre el asfalto, sintió un miedo horrible. El fiero jinete, que la observaba desde la distancia, calculó bien y le arrojó el puñal que le atravesó la garganta. Repentinamente sintió las piernas cansadas, el corazón comenzó a palpitar más lentamente. Cayó sobre el piso, casi inconsciente. Pero la mente le hizo una jugarreta: comenzó a pensar en la verde pradera donde solía pastar, en su madre, en todas aquellos hijos que había parido y que nunca volvió a ver. Habrían terminado como ella, ahora? Vio un túnel luminoso, la luz tan potente, la atrajo irresistiblemente. Murió.
El hombre solicitó ayuda, y otros jinetes aparecieron, le enroscaron una cuerda al cuello y arrastraron el cadáver hasta el matadero. Ya no necesitaban matarla, sólo iban a descuartizar su cuerpo, para después exponerlo para su venta.
El espectáculo había terminado, la multitud se dispersó.