Hola, queridos chichipíos. Qué tal! Gracias por leerme, antes que nada. Ahora, vayamos a las situaciones, que nos preocupan a todos: el posible enfrentamiento bélico entre Venezuela y Colombia, ésta última liderada por un narcotraficante (cuyo padre, narcotraficante también, fue asesinado por el Cartel de Medellín, del cual ambos, padre e hijo, forman parte; asesinado, repito, como castigo por traicionar al mismísimo Cartel). Uribe, presionado por la CIA y la DEA, se ha visto en la obligación de decir, las barbaridades que dijo. Que las FARC, en parte se encuentran en Venezuela, amparados por el Gobierno de Hugo Chávez. Ante todo, decir lo que para mi: es mi visión de la realidad, las FARC, son el grupo de resistencia frente al Cartel, la CIA, la DEA y el gobierno de USA. Obviamente, se trata de un enfrentamiento entre el Gobierno genocida, con para militares, con la colaboración de diputados y senadores de ese país. Me parece, que el gobierno de Uribe, como el del nuevo mandatario son gobiernos impuestos por el imperio, narcotraficantes ambos. Miren, sino, la cara de Santos, el nuevo presidente colombiano. Si me lo encontrara en una calle obscura, correría en sentido contrario. Como, según dijera Barac Obama, retirará todas las tropas americanas de Irak, luego del
genocidio cometido, dónde colocarán sus armas las empresas que las fabrican, como obtendrán petróleo, lugar para sus colaboracionistas nazis: los judíos, quienes luego de haber padecido la persecusión nazi, ahora ellos mismos se comportan, peor que los nazis. La cuarta flota está recorriendo el Pacífico Sur, seguramente para amedrentar a los indoamericanos. Espero que no lo logren. La unidad indomericana, se ha visto fortalecida por los presidentes de Venezuela, Ecuador, Brasil, Paraguay, Argentina. Nuestro crecimiento, la reducción del endeudamiento de nuestros países, que nos libera de los miserables y ruines FMI, ONU, OEA, todos ellos al servicio del Imperio. La desfachatada Corte de La Haya, diciendo que Uruguay violó el tratado del río homónimo, omitiendo, con total complicidad hablar de la contaminación que produce Botnia. Por qué sacaron estas papeleras de Europa? Si creen que la contaminación se quedará aquí, están muy equivocados. Las dioxinas, que producen las pasteras viajan a través de las corrientes oceánicas. A propósito, la corriente cálida del Golfo, ya se ha desviado unos grados de su ruta natural, por eso. el último invierno en Europa, fue tan frío y murió tanta gente.
Queridos chichipíos, "el que las hace, las paga". "el que a hierro mata, a hierro muere". Dos refranes, basten para muestra. Nadie puede estar en la cima siempre. "No hay mal que dure cien años". ya sea que se muera el malvado o te mueras tú. La vida, según los mayas, es un círculo. Son ciclos, que van repitiendo acontecimientos astrónómicos, pero nosotros no duramos tanto. Ni tampoco, es posible, siempre ser el líder. La rueda está girando, y el Imperio, está pasando de su más espléndida posición, a su posición más baja. No importa cuanto maten, finalmente caerán como el Coloso de Rodas, estrepitosamente, y de ellos sólo quedará piedra, muy dificil de encontrar.
Cómo viven estos desagraciados, y cómo hacen que otros vivan, éso es lo que importa. Esos crímenes los pagarán con su misma sangre, sangre que abrirá el camino a un mundo mejor, sin explotadores y sin explotados (eso espero)
Aquí les va un cuentito, bien de drogas:
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CÍRCULO DE MUERTE
Andrés estaba
acodado sobre el sucio mostrador del bar de cuarta, al que siempre iba a tomar
una cerveza, de bastante mala calidad, por cierto. Se encontraba distraído,
cuando sintió el vaivén de la puerta de entrada. Dio vuelta la cabeza, y en
seguida reconoció al Ceja Partida, como le decían a Jorge, por presentar,
justamente, una cicatriz en dicho lugar de la cara.
Se acercó a él, se
levantó y fueron a sentarse a una mesa desportillada, en un rincón obscuro del
bar.
Hablaron en voz
baja:
-Tenés que
devolver la plata que te presté – dijo el Ceja Partida
- Es que todavía
no pude juntar todo. El viernes a la tarde te la entrego
Salieron juntos,
pero cada cual fue para su lado. Andrés se dirigió al hotel de mala muerte,
donde vivía y aligeraba la merca que vendía. Llegó a su cuarto, abrió la puerta
desvencijada y llena de orificios, por los cuales se podía ver el interior.
Entró, lo recibió un cuarto mal ventilado, un camastro, una silla de paja, sobre
la que había un velador. El piso, obviamente, de tierra alisada. Se dirigió al
fondo, donde había una abertura rectangular, y ocultaba el siguiente espacio,
con un trapo sucio, a modo de cortina. La levantó y descubrió la cocinilla,
donde hacía su comida, y también, manipulaba la droga. Se puso a trabajar. No
escuchó que abrían la puerta, y se sorprendió al escuchar la voz de Carlos,
guardaespaldas de su jefe:
-
Andrés te dije varias veces que
dejes de alivianar la merca. ¿No entendiste?
-
Te juro que dejo de hacerlo. Lo
que pasa es que debo dinero, y tengo que pagarlo. Vos sabés como es esto
-
Precisamente, por eso el jefe no
quiere saber nada más
-
No, no, no…escuchame…
Se escuchó un
disparo, que fue darle directamente al estómago. Se llevó ambas manos allí, y vio
como se teñían de rojo. Miró sorprendido; cayó de espaldas.
Rápidamente Carlos
salió de la habitación.
El viernes, por la
tarde, el Ceja Partida se dirigió a la vivienda de Andrés. Cuando arribó a la
puerta, un olor pútrido lo invadió, el cuerpo sin vida de Andrés, lo recibió,
medio verde e hinchado. Tapándose la nariz, buscó entre las pocas cosas de
Andrés, pero no encontró nada de dinero. Sigilosamente salió de la habitación y
se dirigió a la esquina. Su jefe lo esperaba, recostado en la ochava y la escasa
luz, no permitía vislumbrarlo.
Cuando llegó, el
otro lo miró.
-
Andrés está muerto. No encontré
nada de guita
-
¿Qué te dije? Que antes de
prestarle a alguien, te asegures que la devuelva
-
Ya sé, pero creí que como sabía
cómo era el trato, no tendríamos problemas
-
Es cierto, ahora el problema lo
tenés vos, pero por poco tiempo.
Sacó una negra
pistola 38 y le descerrajó dos balazos, que no se sintieron por el silenciador.
El Ceja Partida, quedó tirado en la esquina, mientras el jefe se iba caminando
lentamente por la calle de tierra, silbando un tango.