Hola, queridos chichipíos. Qué tal! Yo, como siempre escribiendo, contando mis sentires. Agregando, algo a mi alma, como es la comunicación al eter. Hablando con nadie, contándole mis cosas a desconocidos, quienes, carecen del más mínimo interés por mí. Leen, por esa morbosa cuiriosidad, intrépida, que los anima, sin reparar, en los obstáculos, ni en la obscuridad que pueda invadirlos. Qué extraños lectores!Realmente!No, imagino, que construyan sentidos alternativos, a aquéllo que leen. Los imagino, más bien, decodificando estas tontas palabras que escribo, porque, no tengo nada que hacer, ni siquiera tirarme un pedo. Qué tal! Buscar un objetivo, puede ser algo simple o tan complejo, como lo imaginemos. Si pensamos, sólo en tirarnos un pedo o rascarnos las pelotas. Entonces, probablemente, sea sencillo su consecución; pero, si queremos elaborar, algo como una poesía, un cuento, una obra de teatro, el asunto se complica. Quizá se complique, por nuestras propias idioteces, nuestras propias inhibiciones, que hacen que tratemos de mantener las formas, aunque no signifiquen nada.
Qué extraño este momento! Donde todo parece haber perdido su importancia. Lo que era relevante, ha dejado de serlo. Lo nimio, lo banal se ha convertido en lo importante. Por lo tanto, aquellos valores, en los cuales fuimos criados, han desaparecido. Estamos en esta loca carrera de buscar algo a lo que aferrarnos.algún vestigio de un objeto, que nos dé significado, que resignifique aquella vida, tan armoniosa y completa, que alguna vez parecimos tener. Pero, ya no está presente, ni tampoco la madre que nos parió. Por ello, estamos solos, esperando que ocurra algo, aunque sea la muerte, que pueda dar relevancia, a esta vida estéril, sin rumbo, descarriada, golpeando contra las riberas de la existencia, abollándose, inflándose, deteriorándose. Cualquier cosa que hacemos, intenta suplir, aquéllo que creíamos tener. Pero, de hecho, no tenemos nada. Los que parecían locos, alienados, ya no lo parecen tanto. Y, somos nosotros, los que realmente, parecemos alienados, chocando entre nosotros, pero, sin darnos cuenta, de qué es lo que pasa. Este deslave, seguramente arribe a algún sitio. Pero, cuál? El infierno tan temido, el cielo tan esperado, o qué. Algo, inimaginable, algo que nunca supusimos. Estamos, en esa encrucijada, en que las decisiones deben ser rápidas, pero, a la vez, muy pensadas.
Quizá, lo mejor sería sacar a quienes, tenemos retenidos en los manicomios, y nosotros, debamos encerrarnos. Encontraremos, allí, la cordura. Quién lo sabe!
Vermut con papas fritas y good show.