Hola queridos chichipíos. Qué tal! Cómo están. Hoy sólo, les voy a narrar un cuentito, un poco mortal.
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¡UNA TONTERÍA FATAL!
Caminaba a tientas, por el
camino conocido, pero, de tan usado, presentaba escollos, de los cuales, ni
siquiera sabía, su existencia. Tropezó, por enésima vez, con la punta de una
piedra irregular, anclada en la senda y cayó de bruces. Golpeó con el puño,
enojado, transpirado, como reclamándole a Dios, que le diera un poco de paz. Se
levantó y se sentó, sobre la tierra fría, y lloró, lloró, cómo un niño, solamente
puede hacerlo.
-“Maldición!- pensó. Sus ideas
se arremolinaron en su mente, sintíó la punta gélida del puñal, pinchándole el
torso. Eso, lo reanimó. Reemprendió la marcha, con un poco más de ganas. “.Qué
iba hacerle. Tenía que ejecutar su plan, tal cual, lo había planeado.
Caminó, caminó. El camino era
extenso, no se veía una sola luz en la noche. Hasta, la luna, esquiva, se había
escondido, impidiéndole ver, por donde iba.
Después de una hora de caminata,
interrumpida a veces a trompicones, dificultosa, por la penumbra reinante,
divisó luces. Parecían las luces de su casa. Seguro, estaría la Betty, y, muy probablemente,
también, su amante, el Cacho, que desafiando su amistad, se había metido en su
cama, con su mujer. Todo el pueblo lo sabía, pero, él estaba dispuesto a no
creerle, mas que a la Betty. Después
de todo, la conocía de toda la vida.
-“No seas cornudo. Mientras vos
estás trabajando, ella está disfrutando con el Cacho – le dijeron y le
preguntaron - ¿Qué pensas hacer?. En ese momento, no supo, que responder.
Estuvo, durante bastante tiempo, meditabundo, cabizbajo, sin saber muy bien qué
actitud tomar.
Y, ahora, estaba aquí, dispuesto
a todo, no sabía muy bien qué.
Se fue acercando, lentamente,
tratando de no hacer ningún ruido. Cuando estuvo, lo suficientemente cerca, se
agacho y espió por una de las ventanas del frente. Lo que vio, lo dejó
alterado, enajenado.
Abrió la puerta delantera, con
fuerza y brutalmente. Entonces, los miró a la cara y y dijo:
-“Tenía que ser vos Cacho, mi amigo de toda la vida. ¿Cómo pudiste
hacerme esto?- y casi, sin pensarlo, ya tenía el puñal en la mano y se lo clavó
a la Betty. Pero,
entonces, Cacho, que se siempre andaba calzado, sacó un revólver, grande y
negro y le disparó. “Hijo de puta “, pensó. “En qué lío me he metido”. Se
acerco a Betty, y vio, que aun respiraba. Llamó a la policía y a los bomberos.
Mientras tanto, el cuerpo de su
amigo, iba lentamente, dejamdo de existir. Cuándo vino, la policía, en seguida
caratuló el hecho como un crimen pasional.
Después de un tiempo, ya nadie
se acordaba de la Betty,
ni del muy tonto de su esposo, la gente esta ocupada en otros quehaceres, que
tenían que ver con la vida, no con la muerte. "