Hola, queridos chichipíos. Qué talco? En una de mis anteriores entradas, hablé sobre el deseo del Imperio de someter a Europa, que sus garras la estaban encerrando en un círculo de acero. Cuán verdad es ésto! Ahora, una Europa cansada, anodina, incapaz de reproducirse, se somete a la voluntad de sus tiranos, que para mantener sus privilegios, no trepidan en asesinar los ancianos que pueblan las llanuras yermas de ese continente.
Han matado la simiente que hubiera podido procrear su descendencia, y, no conforme con ello, han maltratado, humillado, torturado, azotado, a los inmigrantes de los cuales, reniegan. De ese modo, se han quedado sin quienes podrían haberles dado crías, para reemplazarlos, en lo que ya es, su cercana muerte.
Su muerte no dejará nada, excepto un espacio vacío, que el Imperio, debilitado y alinienado por el consumo de drogas, intentará ocupar. Pero, lamentablemente no tienen soldados; están matando a sus propios jóvenes, al enviarlos a esas invasiones genocidas donde mueren como moscas. Qué hacen las madres norteamericanas? Qué harán cuando ya no queden más hijos que matar? Qué hará el grupo que los gobierna e intenta gobernar al mundo? Cuál será nuestro destino?Seremos capaces de mantenernos en la senda, que nos conduzca a la libertad? Haremos como las madres norteamericanas y enviaremos a nuestros propios hijos a la muerte? Es matar o morir el destino de todos? O, será posible iniciar un camino de paz y de bienestar, en cual dejemos de asesinar a diestra y siniestra, sopretexto de que necesitamos tierra, petróleo, comida, agua, o lo que sea que fuere?
Aquí les va un cuentito, para ir afilando el gusto:
UNA SITUACIÓN EN CORTO
-Dejate de joder- dijo la voz pastosa- Sacate la ropa y dejate de hacer la estrecha. Mirá como tengo la poronga.
Temblando la mujer, se quitó la ropa y se tiró sobre la cama.
Entonces el hombre, con una panza enorme, conectó las terminales a la cama. Luego ató con cables pelados las muñecas de la mujer, al respaldo de la cama. Una vez concluída la tarea, conectó el enchufe a la corriente eléctrica. Mientras su cuerpo se retorcía, lo ensartó entre sus piernas y el hombre comenzó a temblar, también. No pudiendo cortar la corriente eléctrica, ambos empezaron a echar humo por la cabeza. Se prendieron fuego y ardieron, quietamente sobre el camastro.
Al día siguiente, el dueño del tugurio los encontró y dijo:
- Limpien el lugar. Estoy perdiendo dinero.
Vermut con papas fritas y good show.