Hola queridos chichipíos. Qué tal! Estoy buscando en mi interior, para saber si tengo algo que decir. Ésto es muy difícil. La iluminación, la inspiración es esquiva y aunque uno tengo mucho en su interior, es doloroso, pesado, poder sacarlo a la luz, de manera que alguien se sienta interesado. Aunque, debo admitir, que no me importa que piensen, en tanto tenga algo para decir. Pues, en realidad, escribo para mi misma. De otra manera, todo lo que pudiere, decir sería falso.
En que estaría pensando, cuando dije algo a que aprendí a ser argentina. Al principio, como muchos descendientes de europeos, nos creímos europeos. Pero, no era así. Los europeos nos consideran sudacas, y a nosotros nos parecía bien. Pero aquella admiración hacia San Martín, que abandonó a sus amos, a toda la gloria que ellos pudieron haberle, y vino a la Argentina, para ofrecer sus servicios, sin esperar nada a cambio, me fue conmoviendo lentamente. Comprendí, que ser argentino, es estar ligado a los pueblos originarios, es sentir la Tierra, como una dulce madre que nos da cobijo y comida. Y es justamente, ese alimento, tan rico en nutrientes, que nos hace diferentes, mejores. Sabemos apreciar el buen vino, pero no nos emborrachamos. Sentimos asco por esas horrendas corridas de toro, que hacen en España, como un resabio del imperio romano. Les enseñan a los pocos niños que nacen, a arrojarles lancetas pequeñas a los toros para enfuerecerlos. Pero, en realidad, los aterrorizan, mostrando lo más bajo del ser humano: aprovecharse, de quien no puede defenderse.
También admiraba a la cultura japonesa. Pero cuando vi el video filmado por un osado periodista, en el cual se veía como asesinaban delfines, además de ballenas. Pensé: "serán caníbales". Entonces, vi que nuestra cultura debe basarse en las enseñanzas que nuestros pueblos guaraníes, querandíes, mapuches, tobas, wichis, guaicurúes, diaguitas, onas, incas, mayas, aztecas, toltecas y tantos otros nos dejaron, para que continúaramos transformándonos en seres mejores, cada vez. En realidad, soy parte de ellos, me siento honrada por esta herencia magnífica, que nos llena de coraje y capacidad de resistencia. En tanto Europa languidece (creo que nada podrá salvarla así como es), nosotros nos expandimos. Estamos aprendiendo a apreciar nuestras capacidades y habilidades, y de ese modo, arribar como líderes, hacia ese futuro al que nos estamos proyectando.
Coincido con Jean Paul Sartre, en el presente no somos nada, solo fuimos y estamos planeando que vamos a ser.
Vermut con papas fritas y good show.