un simple cuento

EL HOMBRE DE LA SILLA.

SIEMPRE QUE PASABA POR LA ESQUINA DE JORGE Y ERÉZCANO, ESTABA ÉL, SENTADO EN SU BANQUITO. YO LO SALUDABA, E INVARIABLEMENTE, ME RESPONDÍA CON UNA SONRISA GRIS Y UN MOVIMIENTO ESQUELÉTICO DE SU MANO.

AL VERLO CONSTANTEMENTE ALLÍ, INVIERNOS Y VERANOS, CON  LLUVIA, CALOR, FRÍO, HIZO QUE ME INTERESARA EN ÉL. POR LO TANTO, HABLÉ CON ALGUNOS VECINOS DE LOS ALREDEDORES. TODOS ME DIJERON ALGO SIMILAR: QUE HACÍA VARIOS AÑOS, NO RECORDABAN CUÁNTOS, UN DÍA HABÍA APARECIDO CON SU SILLA Y SU BOLSA GRASIENTA, EN LA QUE TRANSPORTABA CACHARROS Y ALGUNAS LATAS, ASÍ COMO UNA HERMOSA CUCHARA DE PLATA.

ESTO, LEJOS DE SATISFACERME, ME LLENÓ DE INTRIGA. NUMEROSAS PREGUNTAS, SURGIERON EN MI INTERIOR: QUÉ HABÍA PASADO CON ÉL? DÓNDE ESTABA SU FAMILIA? QUIÉN ERA? CUÁL ERA SU NOMBRE VERDADERO?

YO, TAMPOCO SABÍA COMO INICIAR UNA BÚSQUEDA DE ALGUIEN QUE PUDIERA CONOCERLO, DE ALGUIEN QUE LO EXTRAÑARA.

COMENCÉ A HABLAR CON ÉL. CADA VEZ QUE PASABA LO SALUDABA Y LE PREGUNTABA. AL PRINCIPIO, HOSCO, ME MIRÓ CON SUS OJOS HUNDIDOS, PERO LUEGO, VIENDO QUE EL RITUAL CONTINUABA,  EMPEZÓ A HABLARME. DESPUÉS, YA NO PODÍA DEJAR DE PASAR TODOS LOS DÍAS, A LA HORA QUE PUDIERA, PARA HABLAR CON ÉL. SENTÍA COMO UNA OBLIGACIÓN.

DESPUÉS ALGUIEN ME DIJO QUE PODÍA PONER SU FOTO EN LAS REDES SOCIALES (QUE NO SE ME HABÍA OCURRIDO) Y ESPERAR QUE ALGUIEN RESPONDIERA A MI PEDIDO. SI BIEN LO HICE, DURANTE MUCHO TIEMPO NADIE RESPONDIÓ A MI PEDIDO.

SIGUIÓ PASANDO EL TIEMPO, HASTA QUE UN DÍA LE PROPUSE, QUE POR QUÉ NO VENÍA A MI CASA DONDE TENDRÍA COMIDA, Y UNA CAMA CALIENTE EN EL INVIERNO. CONTRA TODAS MIS SUPOSICIONES, ACEPTÓ.

ESTABLECIMOS UNA RELACIÓN, COMO DE ABUELO A NIETA. MIS HIJOS, AL PRINCIPIO CON RESQUEMOR, TEMEROSOS, LO ACEPTARON LENTAMENTE. LOS ENCANTABA CUANDO LES CONTABA HISTORIAS DEL PASADO, QUE SEGURAMENTE ERAN SUS PROPIAS VIVENCIAS, LE HACÍAN PREGUNTAS, SE REÍAN Y LLORABAN, ALTERNATIVAMENTE, CUANDO NARRABA SUS ANÉCDOTAS.

YO ESTABA MARAVILLADA.

FINALMENTE LO QUISIMOS TANTO, QUE CUANDO MURIÓ, DEJÓ UN VACÍO, QUE HASTA EL PRESENTE NO HEMOS PODIDO LLENAR. SU FOTO ESTÁ UBICADA SOBRE MI CÓMODA. CADA UNO DE MIS HIJOS TIENE UNA FOTO CON ÉL.

QUÉ FÁCIL FUE INTEGRARLO A NUESTRA FAMILIA! QUÉ TONTA! YO BUSCANDO ALGUIEN QUE LO NECESITARA, Y ÉRAMOS NOSOTROS QUIEENES LO NECESITÁBAMOS.

PASADO ALGUNOS AÑOS, UNA SEÑORA, CUBIERTA DE JOYAS Y CON ACENTO EXTRANJERO, DIJO QUE HABÍA VISTO LA FOTO EN FACEBOOK, Y VINO PARA CONOCERLO Y SABER CÓMO ESTABA. ERA SU NIETA Y HACÍA MUCHO TIEMPO QUE LE HABÍA PERDIDO EL RASTRO.

LE CONTÉ TODO, Y LLORAMOS JUNTAS. LE DÍ UNA FOTO DE AQUEL PORDIERSERO Y OTRO, EN DONDE SE VEÍA CÓMO HABÍA MEJORADO. ME AGRADECIÓ MUCHÍSIMO, PROMETIÓ ESCRIBIRNOS (COSA QUE HIZO) E INICIAMOS UNA AMISTAD, QUE DURÓ TODA LA VIDA ENTRE MIS HIJOS, YO Y ELLA.